Las almohadas parecían suaves y delicadas motas de algodón que esperaban ser apretujadas, la cama se extendía a mi lado con un pequeño océano de color morado pastel...
Todo estaba perfectamente calculado y encajado, un paraíso hecho de telas, colores, texturas y temperaturas. Hecho única y exclusivamente para los cuerpos marchitos luego de un día agotador.
Mas sin embargo, a pesar de mis ganas de morir lentamente sobre ese lecho tan suave Podía sentír que había en él un gran vacío, algo perdido, algo que faltaba, una pieza simple que lograría que los Dioses sintieran envidia.
Si, definitivamente eso era, esa la parte perdida..... faltaban un par de brazos para ajustar mucho mejor la temperatura, faltaban una respiración que soplara suavemente sobre mi cuello, faltaban unos labios que callaran en silencio para solo repartir suaves besos, faltaban unos ojos que brillaran como pequeñas estrellas alumbrando la oscuridad, faltaba una nariz que con su punta acariciara mis mejillas, faltaban esas hermosas ondas de cabello negro que decorarían de manera armoniosa las almohadas, faltaba un cuerpo delgado y tibio que rodeara de manera protectora mi espalda...Faltaba esa esencia con nombre de Hombre, faltaba tu esencia...Faltabas TU.
Escrito por: Mayela López
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